Capitulo 5: El viaje

Capitulo 5: El viaje

Angelic preparaba la alforja de la montura de su potra, Shun (Caballo veloz) Con la que había estado desde que esta había nacido. Era una potra de unos diez años, su crin era de color dorado y su cabello blanco, llevaba una trenza con varias mostacillas de madera y un hermoso listón celeste azulado, poseía unos ojos de color azul marino los cuales brillaban con la luz que reflejaba el Sol.
Mientras acomodaba las cosas murmuraba:
-Cereales, pan, manta, zanahorias para Shun,…Ah, sí, dos cuchillas traversas.
Sí no saben como es una cuchilla traversa, yo les explico:
Imagínense una espada muy extensa, con una estructura doblada en forma ovalada y no recta, que, cuando la sostienen con el brazo estirado, su punta casi toca el codo y cuando giran el brazo o lo doblan, hace un ataque cortante del cual hay que estar cerca del oponente. En fin sigamos.
-Bueno, ya está todo preparado- Dice Angelic mirando a la profesora con tristeza.
-¿Está todo bien? Ange-Exclama la profesora con duda.
-Sí, sí sí, Está todo perfecto.
-Sí está todo perfecto ¿Por qué tienes esa cara larga?
-Es que me da una sensación de tristeza dejar la ciudad, en especial si me convierto en la guardiana ¿Qué sucederá con mi empleo en el Santuario de Delfos y con usted como mi maestra y Guardiana?
-Ay, Ange, no te preocupes por esas cosas, escucha, tal vez, por este tiempo dejes la ciudad de Tebas y tu empleo, pero cuando seas la guardiana si quieres podrás vivir aquí y con la pitonisa, no hay drama, ya le encargue a tu primo que se ocupe. Y con migo se hará lo que Zeus y los demás dioses dispongan, no se si mañana moriré o seguiré viviendo, lo importante es que perjudique a otras personas.
-No diga eso-Exclama Angelic enojada y con los ojos cristalizados-Si usted muere, a mi y a todos los que quiere y protege, estarían muy tristes y sin su ángel de la guarda.
La profesora la mira con ternura y le dice:
-Sí tuviera que decidir en, estar con los dioses como inmortal o acompañarte y morir juntas, elegiría la segunda opción.
-¿En serio lo dice?
-Con toda sinceridad.
-¡¡¡Usted es la mejor profesora!!!-Exclama con las lágrimas que caen de sus ojos, que cambiaban de color esmeralda a verde agua claro.
-¡Muchas gracias! Tú eres para mí el mejor aprendiz de la cual ya se le está haciendo tarde en su viaje.
-Ah, claro, ya estoy lista.
-Muy bien, sécate esas lágrimas de tu rostro encamínate hacia la aventura que tiene por delante.
-Por supuesto, pero tengo otra pregunta ¿ Hay chicos lindos?
-Sí, en mi época había muchos, de ese montón tuve muchos novios de los cuáles, una fue mi esposo.
-¿Así? ¿Tubo esposo?
-Sí, claro, ¿Por qué creíste que no?
-No es que creyera que no tubo, ni tiene, el tema es que no tiene hijos o no los conozco ni a su esposo.
-Mi marido falleció, cuándo tenia cuarenta años y mis hijos viven solos, ya son de tu edad, tal vez conozcas a uno de mis hijos en el evento.
-Ah, talvez y disculpe por lo de su esposo, por cierto ¿Sus hijos son lindos?
-No importa y sí, son muy bellos, je-je. En fin es mejor que ya empieces a marcharte, sino se te hará tarde.
-Sí, me despido y ya verá, seré la nueva guardiana, y por sobre todas las cosas, la extrañare.
-Yo también, suerte y disfruta tu viaje.
-Lo haré, no se preocupe-Exclama.
Y Angelic se encamina galopando hacia su aventura.
Luego de galopar unas horas, Angelic se detiene con Shun a comer pan (Para ella) Y zanahorias (Para Shun). Sin embargo, se acerco la noche y era hora de dormir. Angelic tapó a Shun con la manta, ella se acostó sobre su lomo (Sin aplastarla) Y se durmió profundamente.
Una especie de sombra con forma de caballo que se deslizaba sin el más mínimo galope, ojos plateados que se veían a un kilómetro y una presencia tenebrosa, se acercaba a lo lejos, a ella estaba montada otra sombra, de larga cabellera oscura, ojos celestes como el cielo despejado, una figura esbelta que se distinguía muy bien en la oscuridad y con una gran sensación de escalofríos cuando se acercaba, bajándose de la sombra con cola y pesuñas, dirigiéndose a hacia Angelic, la despertó y Ange gritó:
-¿Quién eres tú?